Pasaron tantas cosas de jueves a lunes. Lloré mucho y muy seguido por lo mismo, puse en duda mi seguridad y mi susceptibilidad en cuanto a todo, no salí y si salí y la pase mal, lloré abrazada a mi novio, el que me consoló y al que se le cayeron un par de lágrimas por 'verme tan mal'. Dormí con él, abrazada también. Mis amigas estuvieron ahí, presentes o mediante un llamado telefónico, preguntándome cómo estaba, y levantándome el ánimo después.
Mi mamá me cebó mate mientras me daba la razón. Ella también lloró un poco.
Mi papá dijo cosas que no debía, pero creo que se dio cuenta de su equivocación porque me ofreció pagarme una facultad privada, la mejor en Economía.
Comí ñoquis y desayuné con el amor de mi vida, convencida cada vez más de que es el hombre que quiero tener al lado para toda la eternidad. Porque él me saca de la realidad cuando no me gusta, y cuando estoy harta de llorar por lo mismo, me lo demostró otra vez de jueves a lunes.
No se como definir mi estado de ánimo, al igual que no se como definir mi color de pelo actual, o el largo de mis uñas. Me quedo con 'mejorando' para las tres cosas. Antes estaba peor ahora voy mejorando.
Por suerte quedan muchos de jueves a lunes para progresar. Siempre me gustaron los jueves, siempre tuvieron algo distinto. Y los lunes no. No me gustan ni me gustaban mucho. Pero lo que si valoro de ese primer o segundo día de la semana -dependiendo del domingo- es que es un nuevo comienzo perfecto.
Vamos a ver que tal se empieza hoy;
Buen Lunes!
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